Descubrir auténticos tesoros

Toda la ciudad está construida de ladrillo

No en vano se la llama la Ciudad Rosa. Toulouse sorprende por su colorido y su belleza. Siempre es un placer caminar sin rumbo por sus calles. Existen un centenar de palacetes cuyas fachadas y patios llaman la atención. También hay que visitar otros monumentos importantes: el Convento de los Jacobinos, joya del arte gótico meridional, es un remanso de paz en el centro de la ciudad.
El Capitole, con su fachada monumental de piedra y ladrillo se encuentra en la plaza más importante de la ciudad. La magnífica basílica románica de Saint-Sernin, inscrita en el patrimonio mundial de la Unesco, es una etapa primordial en el Camino Compostelano. La catedral de Saint-Étienne le sorprenderá con una arquitectura compleja e insólita. Todo ello significa varias horas de visita que le van a cautivar.