
Historia: Toulouse y sus monumentos
El visitante descubrirá un sinfín de monumentos y lugares ya que la ciudad dispone de un rico pasado histórico.
Monumentos y demás sitios
En dos mil años, Toulouse sufrió asedios, invasiones, incendios. Fue ocupada y fue rescatada. Fue sucesivamente capital visigoda, ciudad cátara, foco comercial del glasto, cuna de la Aéropostale, capital de la aeronáutica, etc. Todo ello ha conformado la ciudad con sus calles, sus monumentos y la idiosincrasia de sus habitantes. Volvamos la vista atrás para evocar sus momentos más significativos.

El pasado de Toulouse: siglo III antes de J. C.
Desde el siglo III antes de J.C., los Volcas Tectósages fueron la tribu que pobló las tierras fértiles del río Garona. En 106 antes de J.C., Tolosa se convirtió en colonia romana, prosperando gracias a los intercambios de mercancías que llegaban de España y del Mediterráneo. Este interesante periodo romano se puede repasar visitando el museo Saint-Raymond. En la Ciudad Rosa podemos pasear por el antiguo cardo máximo de la ciudad romana, el eje norte, sur caminando por las calles Saint-Rome y Filatiers. En el barrio de Purpan, hay vestigios de un anfiteatro y unas termas donde notamos que ya entonces el ladrillo era el elemento principal de las edificaciones.

Año 250. El acontecimiento que ocasionó la construcción de una gran basílica
Saturnin, primer obispo cristiano de Toulouse, se negó a participar en un rito pagano. Fue detenido y encadenado a un toro que lo arrastró por toda la ciudad. Ya en el siglo V se construyó una basílica en el lugar de la tumba del mártir que se convirtió en lugar de peregrinación. La actual basílica, una obra maestra del arte románico, se comenzó en el siglo XI. Es hoy una de las mayores iglesias existentes en Europa. En el interior de la basílica se veneran las reliquias de San Saturnin. Es también una etapa importante en el Camino de Santiago de Compostela.

En 1189, los capitouls tomaron el poder
En la ciudad, durante los siglos XI y XII, la prepotente iglesia católica se sustituyó al poder de los condes de Toulouse, quienes en la zona del Midi, habían logrado alejarse del yugo del rey. A partir de 1156, los ricos señores locales, los capitouls, se agruparon representando los intereses de la ciudad. En 1189 su poder municipal fue aceptado por el Conde de Toulouse Raimundo V, permitiendo así que administraran la ciudad hasta la Revolución Francesa. Ya en 1190, los capitouls resolvieron edificar una casa común cuya arquitectura y disposición se fue transformando a lo largo de los siglos. Hoy es nada menos que el extraordinario Ayuntamiento llamado Capitole.

1209 y la Cruzada Albigense
En 1208, el Papa Inocencio III hizo un llamamiento para una cruzada que acabara con la religión cátara que tanta influencia tenía en el Languedoc y que la iglesia consideraba herética. El Papa envió a Domingo de Guzmán a Toulouse. En 1215, éste fundó una orden mendicante, la Orden de los Predicadores. Sus miembros hacían voto de pobreza y predicaban la fe cristiana a la población local. Se instalaron en la ciudad, en la mansión de Pierre Seilhan. La orden cobró cada vez más importancia: en 1229 se decidió la construcción del Convento de los Jacobinos, edificio que fue ampliado en varias ocasiones antes de ser concluido en 1341.

El espantoso incendio de 1463
En la calle Maletache, en pleno centro de la ciudad, en el barrio comercial, hubo un incendio en una panadería. El fuerte viento del sur hizo que el fuego se extendiera rápidamente. Todo ardió durante doce días destruyendo miles de casas de madera. La ciudad tuvo que renacer del ocaso y, para evitar un nuevo episodio parecido, decidió utilizar el ladrillo en su reconstrucción. En 1672 hubo otro incendio en el barrio de Saint-Michel. De la basílica de Nuestra Señora de la Daurade se sacó en procesión a La Virgen Negra, protectora de la ciudad, para pedirle que acabara con las llamas.

Una ciudad próspera en el siglo XVI
Al llegar el Renacimiento, Toulouse se enriqueció gracias al comercio del glasto, una planta cuyas hojas, al triturarlas, proporcionan un pigmento azul para teñir los paños. Los mercaderes que se enriquecieron y los capitouls levantaron palacetes que simbolizaban su prosperidad: el Palacete de Boysson-Cheverry (Ostal d’Occitania), el palacete de Assézat, el palacete Dahus, etc.
En el siglo XVI, para proteger los archivos municipales, los capitouls construyeron, una torre que se conectaba con el Capitole. En este donjon del Capitole se encuentra la oficina de turismo. En 1544 se inició la construcción del Pont Neuf, aunque las obras se demoraron ya que las obras terminaron en 1632.

1667: el Canal du Midi, una genial idea
El Canal du Midi es una vía fluvial que, desde hace más de 300 años, reúne Toulouse con el Mar Mediterráneo. Lo diseñó Pierre Paul Riquet. En el siglo XVII logró convencer a Luís XIV para que le autorizara a construir un canal en el sur de Francia que facilitara el tránsito de mercancías. Se le ocurrió captar el agua que bajaba de la montaña Negra almacenándola en un lago artificial antes de repartirla por el canal. Era un proyecto portentoso: Pierre-Paul Riquet contrató a decenas de millares de trabajadores. El canal se inauguró en 1681 sin la presencia de su genial creador que había muerto un año antes. Sus restos están en la catedral Saint-Étienne, pero los barcos siguen surcando las aguas de su canal.

Los años 1920 y la Compañía Aéropostale
Al finalizar la primera guerra mundial, Latécoère instaló en el solar de Montaudran su empresa de transporte de correo aéreo. En 1927, se convirtió en la Compañía General Aéropostale contratando a pilotos que multiplicaron las hazañas aéreas: en 1927, Mermoz y su copiloto Negrin despegaron de Toulouse llegando a hacer escala en Senegal; en 1928, Mermoz logró hacer un vuelo nocturno hasta Buenos Aires; en 1930, llegó a Santiago de Chile junto con Dabry y Gimié. En 1933, La Aéropostale fusionó con otras compañías para constituir la compañía Air France. Hoy ese aeródromo se llama La Pista de los Gigantes y en ella se evocan las aventuras de estos pioneros de la aviación con un museo enteramente dedicado a dicho tema.

En los años 1900 y 2000, la aventura científica continúa
Toulouse ha sabido implementar una actividad industrial y aeronáutica: en 1955 con el Caravelle, primer avión a reacción de línea, voló por vez primera en Toulouse. Por su parte, el Concorde despegó en 1969. En 1970, Airbus instaló sus talleres en Blagnac donde montó su primer avión, el A300. En 2005, se vio por primera vez en el cielo de Toulouse el A380. En 1968, el CNES, Centro Nacional de Estudios Espaciales, se instaló en Toulouse colocando a la Ciudad Rosa en el foco de las grandes misiones espaciales. Con dicha identidad innovadora Toulouse brinda al visitante la oportunidad de estimular la curiosidad científica en ciertos lugares científicos específicos.